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Aqui publicaremos los mejores relatos de tu puño y letra que nos envies a kmk@kmk.mx.
Por Deux ex machina.
Un día que estaba vagando por las calles del centro, sin darme cuenta llegue la zona roja donde se paran las chicas de la vida galante, observando a una que otra que enseñaban sus encantos en pos de conseguir clientes, me llamo la atención una que vestía elegantemente, siempre me preguntaba que se sentiría ponerme una pantimedias, un vestido ceñido, un conjunto coqueto o subirme a unos tacones. Aquella chica usaba un vestido negro con accesorios dorados y unos tacones muy altos.
Seguí caminando y dirigí mi mirada a las tiendas que había en la calle, entre una de tantas donde las ofertas llamaron mi atención. Entre y empecé a escoger de forma un poco tímida entre la ropa que estaba colgada en los exhibidores lo que pensé que me pudiera quedar, tome lo que me gusto, acto seguido fui a la caja una señora de unos cincuenta y tantos me pregunto si encontré todo lo que buscaba, me miro y me sonrió diciéndome que sería una bonita sorpresa para mi esposa, no supe que decir, así que salí casi corriendo del lugar.
Estaba asustado y sudando, pero poco a poco me sentí con más seguridad conforme entraba a las demás tiendas, una de lencería por aquí, otra de corsetería por allá. Una vez que mi mochila tenía todo lo necesario para jugar un poco, un vestido con textura atigrada, un coordinado con un bra 34 B y una tanguita sensual, para rematar conseguí unas medias con liga de silicona tipo encaje.
Me dirigí a casa, tome un baño caliente, tome un rastrillo rosa del botiquín, me rasure desde mis tobillos hasta la entrepierna. Me quede mirando por un buen rato como había quedado mi piel disfrutando debajo del chorro ardiente que salía de mi regadera. Salí me probé la pataleta rosa que había conseguido, luego el sostén, no sin tener muchos problemas para ceñirme la improvisada faja que compre en una tienda de productos chinos, luego el vestido, las medias, que calor me comenzó a dar, no sabía si era por la excitación o por la ropa. De pronto note una sensación placentera que me recorría por detrás y debajo del vestido, una mezcla de aire fresco y libertad. Remate robándole a mi chica unos tacones bajos y pequeños para mi pie, practique un rato frente al espejo. Mire mis piernas y me sentí por primera vez, un esbozo de ser una "ella”.
por An4n1m0
Aquel día coincidimos mi mejor "amiga" y yo en el café de esquina de la avenida que está cerca de mi oficina. Estaba en la mesa del fondo con una expresión boba y los ojos llorosos, mientras la saludaba, me di cuenta que estaba a su lado una maleta mal cerrada y tenía entre su dedos un llavero con la cadena rota, sin llaves.
-wey, perdí mi llaves, ahora que voy a hacer-
Desconsolada me decía. Me apoye en su hombro y le dije , que no pasaba nada, bastaba con llamar a su casero, si por casualidad tenía una copia.
-Salió y no llega hasta mañana-
Qué remedio, le dije. Quédate en mi casa, que no pasaba nada. De acuerdo los dos, me esperaría con un café en su mano mientras yo cumplía con mi deber de oficinista godin hasta morir la tarde. Poco después pusimos rumbo a mi apartamento. No había comido ni una pizca porque use mi horario para salir lo antes posible.
En la cocina los dos bromeábamos sobre las tonterías del día en las redes sociales y que tenía corrido el labial, al tiempo que preparaba la cena, le pedí que pusiera música, yo diligentemente calentaba las sobras de las comidas de toda la semana.
De pronto la lista de reproducción que corría en mi computadora se escuchó una vieja y estridente canción punk que decía así:
"..Estoy cansado de ser un hombre, ahora quiero sentir estrellas en mis caderas...”
Estábamos frente a frente cuando me beso, luego se sacó el largo suéter que llevaba. No se cómo ni cuándo me tomo de la cintura mientras me llevaba hacia la pared de mi cocina, me sacudió , me dio media vuelta.De repente tuve entre mis piernas un firme, duro y húmedo miembro que pujaba por penetrarme. Un placentero dolor al sentir el inicio de un vaivén con un temprano líquido seminal que escurría en mí.
Mientras otra canción rezaba.
"En la longitud de nuestro beso, ocurren accidentes trasparentes... ya no hay mañanas ni noches, ni niebla al desnudo sol...”
Ese día me di cuenta que no había perdido las llaves, ni fue casualidad que coincidiéramos. Desde aquella vez, la espero todas las noches para recibirla con la esperada media vuelta.
Por Deux ex machina.
Calculo que eran como más de las 3 de la tarde cuando pude abrir los ojos, note que no me había desmaquillado porque de inmediato me ardieron mi ojos por el rímel que se corría, me limpie los labios de un poco de saliva y semen que se escapaba intentando a duras penas pude moverme para salir de la cama del viejo hotel en donde estaba, me arregle la ropa, busque mis tacones y los sostuve por un largo tiempo, desorientada.
Al incorporarme sentí que mis piernas se aflojaban y solo atine a asirme de un costado del buro de la recamara, no sabía porque, donde y como había llegado ahí. Me mire al espejo que me reflejaba con la peluca revuelta, mi mandíbula adolorida y mi mirada que se jactaba de una noche loca.
Trate de recordar que había pasado... primero el taxi, luego el bar de Amberes, el baile frenético de las amigas en la pista de un antro, los tragos con Ron y después de eso me perdí. Vagamente como entre sueños, creo recordar que el reloj de pared marcaba la 1 y 20. El me llevaba en brazos ayudándome a no caerme, mientras yo le dificultaba la actividad por mi torpe andar.
Me tomo desprevenida, me tiro al sofá ,acto seguido se bajó el cierre, dejando caer su miembro erecto , empujándolo por mi paladar y con la mirada perdida note que el reloj comenzaba a cambiar lentamente en el minutero.
Al faltar 5 para las dos, uso su fuerza para colocarme en el respaldo del sillón par subirme la falda, bajo las medias que llevaba puestas e hizo a un lado mis pantaletas, rio y me uso tanto como fueron los minutos que pasaron hasta las 2:22. Yo me deje llevar, me gustó tanto que no pude dejar de gritar. Era la tercera cita, no pude dejarlo esperar más, notaba en sus ojos que deseaba tomarme. Sonó su celular, contesto, se dirigió a la puerta, yo comencé a sentirme más mareada, eran dos chicos que estaban con nosotros en el bar a los que dejo entrar.
Escuche el sonido del pasador y no supe más.
Por .
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